lunes, 27 de marzo de 2017

Científicos logran transformar una hoja de espinaca en tejido cardíaco

Científicos de Instituto Politécnico de Worcester, la Universidad Wisconsin-Madison y la Universidad Estatal de Arkansas acaban de publicar un paper en la revista especializada Biomaterials en el que detallan la manera en la que han logrado crear tejido cardíaco funcional a partir de hojas de espinaca. Parece ser que las hojas de este vegetal tienen un sistema vascular “similar” al de los humanos. Esa era la cualidad que atrajo a los investigadores. Porque ese es uno de los problemas a los que se enfrentan a la hora de ampliar la escala de sus avances de laboratorio en materia de regeneración de tejidos para llevarlos al cuerpo humano: cómo establecer un sistema vascular que lleve la sangre hasta esos tejidos que se están desarrollando.
Como primer paso para su experimento, los científicos introdujeron una solución detergente en las venas del vegetal para proceder a lo que en ingeniería biomédica se conoce como descelurización.
Se trata de un proceso que permite separar la llamada matriz extracelular de un tejido (el conjunto de materiales no celulares que forman parte de ese tejido) de las células que lo habitan. Al final, lo que queda es esa matriz, una especie de andamio, una estructura hueca que se puede usar como soporte para cultivar órganos artificiales y para procesos de regeneración tisular.
En el caso de la espinaca, ese andamio es básicamente celulosa, una sustancia compatible con el organismo humano que ya se usa en un amplio abanico de aplicaciones de medicina regenerativa.
Como segundo paso, introdujeron en las venas descelurizadas de las hojas de espinaca fluídos y células endoteliales como las que forman parte de la túnica íntima —la capa más interna— de nuestros vasos sanguíneos.
La matriz fue luego recelularizada con células madre mesenquimales (células pluripotenciales da lugar a los diferentes tipos de tejidos) y cardiomiocitos (células del músculo cardíaco, capaces de contraerse de forma espontánea e individual). Los científicos comprobaron que los capilares de la hoja eran capaces de llevar la sangre y los nutrientes necesarios hasta esos cardiomiocitos.
Después de cinco días en las hojas, los cardiomiocitos habían recibido suficientes nutrientes para contraerse como un músculo. Durante 21 días, siguieron contrayéndose.
 
                                                                              

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